Samuel Lafone |
Un barrio con mas de 150 años de historia, donde sus principales centros de atención aún siguen vigentes. Toda una vida relacionado con las mayores fiestas de nuestro país como el fútbol y el carnaval.
Samuel Fisher Lafone descendiente de franceses hugonotes emigrados a las Islas Británicas en tiempos de persecución fue el pilar para la fundación de este querido barrio.
Había nacido en Liverpool en 1805 y fue quien tuvo la iniciativa de fundación en 1842 del pueblo de LA TEJA, oficialmente llamado PUEBLO VICTORIA, pero popularmente conocido por el material con que estaban construidos los techos a dos aguas de sus casas al estilo británico.
En 1877 se abre la primera escuela. En 1900 las calles del pueblo eran todavía todas de tierra –salvo la principal, la actual Carlos María Ramírez, por donde transitaba el tranvía de caballos– siendo apenas un conjunto modesto de casas. La plaza Lafone se inauguró en el año 1919
La Teja propiamente dicha se desarrollaba junto a la bahía, primero en torno al saladero de Lafone, después albergando a los trabajadores de las curtiembres que allí se instalaron, y más adelante como lugar de vivienda de los obreros de las canteras de piedra que comenzaron a explotarse con el objeto de suministrar piedra para la construcción del nuevo puerto en Montevideo. En esta última actividad llegaron a haber entre 6 y 7 mil obreros, apoyados por 6 máquinas de ferrocarril y 100 vagones para el traslado del material.
Para trabajar en las canteras llegaron nuevos inmigrantes, yugoeslavos en este caso, que se agregaron a los pobladores de origen italiano y español. Y para atender a tanta población nueva se establecieron fondas y cantinas, con nombres como Iribarne, Del Relámpago, De la Cantera del Puerto, Amanecer, De la Piedra, Encanto.
Vista del barrio |
Desde 1860 la legendaria Cachimba del Piojo ofició como la fuente de agua para toda la zona. Hasta ella llegaban los aguateros en procura del líquido elemento para llevar luego a Pueblo Victoria y el incipiente poblado industrial junto a la bahía. También la frecuentaban las lavanderas, llevando sus enormes atados de ropa en equilibrio en las cabezas. La Cachimba está todavía en Heredia entre Inclusa y Molina. Constituye, sin duda uno de los mojones emblemáticos del laborioso barrio.
En el año 1913 había en La Teja 12 hornos de ladrillos, una fábrica de almidón, dos tambos y una carpintería. Y ya se confundían el añejo Pueblo Victoria con el caserío obrero. En 1917 se inaugura el puente giratorio sobre el arroyo Pantanoso. Fue un adelanto tecnológico imprescindible para permitir –alternativamente– el pasaje de las barcazas que subían o bajaban por el curso de agua de y hacia el ya existente frigorífico, y el de los tranvías eléctricos que llegaban hasta el Cerro.
Los primeros pobladores de la zona fueron vascos franceses e italianos. Eso explica las varias canchas de “pelota vasca” que se instalaron allí. Las hubo en Humboldt y Montero Vidaurreta, y en Leonardo Olivera y Carlos María Ramírez.
Policlínica La Teja |
En materia de iniciativas de tonalidad social y asistencial, en 1965 se concreta la policlínica del Casmu en la zona, a iniciativa de un médico y vecino, el Dr. Tabaré Vázquez.
En 1968 se instala el Parque Tejano, en terreno cedido en comodato por Ancap; lo concretó la Asociación Cristiana de Jóvenes y funcionó hasta hace muy poco, constituyendo –junto a la plaza Lafone– uno de los pulmones del barrio. En 1983 se plasma el comedor infantil del club Progreso, y en el 84 la murga Diablos Verdes funda una nueva policlínica.
El Sudamericano, en Carlos María Ramírez y Rivera Indarte, un reducto de gente proletaria. El Don Martín, ubicado en la esquina de Agustín Muñoz. El dueño de éste, Carlitos Kechichián, disponía cada mañana de un vaso de leche gratis para sus primeros clientes.
Sede Club Progreso |
Se evocan, además, el Café Otero –en la avenida y Calera de las Huérfanas– donde recalaban los obreros de la refinería de Ancap. El Nuevo Bar, con su pizza y parrillada, en Carlos María Ramírez entre Elbio Fernández y Concordia. La Perla, donde ahora está la sede de Progreso
También este barrio se caracteriza por ser un barrio referente del carnaval de nuestro país. Desde La Soberana de José "Pepe" Alanis, más conocido como "Pepe Veneno", pasando por La Reina de la Teja y su innolvidable Saludo a los Barrios y como no nombrar a la Consecuente, los Diablos Verdes. Es por esto que la historia de este barrio en cuanto a murga es larga, rica y bien conocida.
En resumen, un barrio que reúne historia, actualidad y mucha mística formada desde aquel 1842 donde fue fundado con el nombre de Pueblo Victoria y actualmente se identifica como La Teja. Es el barrio donde se respira el fútbol, el carnaval, un barrio con identidad propia que siempre dice presente.
Ese barrio proletario sigue vigente, con su querido cuadro y sus murgas representantes que más que murgas son la voz del pueblo, la voz de La Teja.
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